La otra vida azteca
Los aztecas de la época de la conquista concebían la filosofía en términos esencialmente pragmáticos. La razón de ser de la investigación filosófica era proporcionar a los seres humanos respuestas practicables a lo que los aztecas identificaban como la cuestión definitoria de la existencia humana: ¿Cómo podemos mantener el equilibrio mientras caminamos sobre la resbaladiza tierra? Los filósofos aztecas abordaron esta cuestión contra una metafísica asumida que sostenía que el cosmos y sus habitantes humanos están constituidos por una energía sagrada única, vivificante, eternamente autogenerada y autorregenerada, y que en última instancia son idénticos a ella. El conocimiento, la verdad, el valor, la rectitud y la belleza se definían en función del objetivo de que los humanos mantuvieran su equilibrio y el del cosmos. Cada momento y aspecto de la vida humana estaba destinado a promover la realización de este objetivo.
Los pueblos indígenas de Mesoamérica gozan de una larga y rica tradición de especulación filosófica. Los aztecas y otros pueblos de habla náhuatl del Altiplano Central de México no fueron una excepción. Los pueblos de habla náhuatl se originaron en el norte de México y el suroeste de Estados Unidos, y emigraron al sur en oleadas sucesivas hacia el altiplano central mexicano durante los siglos XIII y XIV. El náhuatl es un miembro de la familia lingüística uto-azteca y está relacionado con los ute, los hopi y los comanches. Los hablantes de náhuatl incluían, entre otros, a los mexicas (conocidos por nosotros pero no por ellos mismos como «aztecas»), los texcocanos, los calcos y los tlaxcaltecas. Debido a su lengua y cultura comunes, los estudiosos se refieren habitualmente a los hablantes de náhuatl como «nahuas», y a su cultura, como «cultura nahua». Aquí sigo esta práctica. La cultura nahua floreció en los siglos XV y XVI antes de 1521 (CE), la caída de la capital azteca, Tenochtitlan, y fecha oficial de la Conquista.
Huitzilopochtli
El mito azteca de la creación que describe cómo se originó el mundo se llama la Leyenda del Quinto Sol. Existen varias versiones diferentes de este mito, y esto se debe a varias razones. En primer lugar, porque las historias se transmitieron originalmente por tradición oral. También hay que tener en cuenta que los aztecas adoptaron y modificaron dioses y mitos de otros grupos que conocieron y conquistaron.
Según el mito de la creación azteca, el mundo de los aztecas en la época de la colonización española era la quinta era de un ciclo de creación y destrucción: creían que su mundo había sido creado y destruido cuatro veces antes. Durante cada uno de los cuatro ciclos anteriores, diferentes dioses gobernaron la tierra a través de un elemento dominante y luego la destruyeron. Estos mundos se llamaban soles.
Al principio, según la mitología azteca, la pareja creadora de Tonacacihuatl y Tonacateuctli (también conocida como el dios Ometeotl, que era tanto masculino como femenino) dio a luz a cuatro hijos, los Tezcatlipocas del Este, Norte, Sur y Oeste. Después de 600 años, los hijos comenzaron a crear el universo, incluyendo la creación del tiempo cósmico, llamado «soles». Estos dioses finalmente crearon el mundo y todas las demás deidades.
Dioses aztecas
En el contexto de los mitos de la creación, el término Cinco Soles describe la doctrina de los aztecas y otros pueblos nahuas según la cual el mundo actual fue precedido por otros cuatro ciclos de creación y destrucción. Se deriva principalmente de las creencias y tradiciones mitológicas, cosmológicas y escatológicas de culturas anteriores del centro de México y de la región mesoamericana en general. La sociedad azteca del Posclásico Tardío heredó muchas tradiciones relativas a los relatos mesoamericanos de la creación, aunque modificó algunos aspectos y aportó nuevas interpretaciones propias.
En los mitos de la creación que conocían los aztecas y otros pueblos nahuas del Posclásico Tardío, el principio central era que habían existido cuatro mundos, o «soles», antes del universo actual. Estos mundos anteriores y sus habitantes habían sido creados y luego destruidos por la acción catastrófica de las principales figuras divinas. El mundo actual es el quinto sol, y los aztecas se veían a sí mismos como «el pueblo del sol», cuyo deber divino era librar una guerra cósmica para proporcionar al sol su tlaxcaltiliztli («alimento»). Sin él, el sol desaparecería de los cielos. Así, el bienestar y la propia supervivencia del universo dependían de las ofrendas de sangre y corazones al sol.
Templo mayor
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En El universo de los aztecas, Jacques Soustelle ofrece una visión general de diversos aspectos relacionados con los mexicas o aztecas. Conocedor tanto de los datos arqueológicos como de las fuentes históricas, Soustelle viaja dentro de la mente de este pueblo y de algunos que le precedieron. El libro incluye también un índice de las principales deidades, que introduce al lector en el complejo terreno del panteón mexica. Leer más
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