El gran desgarro
El fin de todo (Astrofísicamente hablando) Katie Mack Scribner (2020)Los científicos saben cómo se acabará el mundo. El Sol se quedará sin combustible y entrará en su fase de gigante roja. Su último estallido de gloria se expandirá y engullirá los planetas más cercanos, dejando a la Tierra como una roca carbonizada y sin vida. A nuestro planeta le quedan unos 5.000 millones de años.Con esta sombría imagen, la astrofísica teórica Katie Mack comienza su libro sobre el fin del Universo, una perspectiva mucho más incierta. Los cosmólogos suelen mirar hacia atrás, porque todas las pruebas que pueden examinar con los telescopios están muy lejos y se refieren a cosas que sucedieron hace mucho tiempo. Utilizar los movimientos de las estrellas y galaxias lejanas para predecir posibles futuros implica más especulación.
Fin del universo
“Fin del universo” redirige aquí. Para la ubicación física, véase Forma del universo. Para el episodio de la serie de televisión, véase Fin del universo (episodio de LEXX). Para las concepciones religiosas, véase Escatología.
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El destino final del universo es un tema de la cosmología física, cuyas restricciones teóricas permiten describir y evaluar posibles escenarios para la evolución y el destino final del universo. Basándose en las pruebas observacionales disponibles, decidir el destino y la evolución del universo se ha convertido en una cuestión cosmológica válida, que va más allá de las restricciones, en su mayoría no comprobables, de las creencias mitológicas o teológicas. Diferentes hipótesis científicas han predicho varios futuros posibles, como que el universo podría haber existido durante una duración finita e infinita, o hacia la explicación de la forma y las circunstancias de su comienzo.
El universo puede desaparecer del momento
Hasta hace poco, los astrónomos pensaban que el cosmos se expandía y colapsaba repetidamente en un ciclo infinito de muerte y renacimiento cósmico. Pero los mejores indicios apuntan a un Armagedón lejano, con más pavor existencial que el Libro del Apocalipsis. Trillones de años en el futuro, mucho después de la destrucción de la Tierra, el universo se separará hasta que la formación de galaxias y estrellas cese. Lentamente, las estrellas se extinguirán, volviendo negros los cielos nocturnos. Toda la materia restante será engullida por los agujeros negros hasta que no quede nada. Finalmente, los últimos rastros de calor desaparecerán.
El universo no siempre pareció destinado a terminar de esta manera. Hace aproximadamente un siglo, los astrónomos pensaban que nuestra Vía Láctea era todo el universo. Nuestro cosmos parecía estático: siempre había sido, y siempre sería, más o menos igual. Sin embargo, cuando Albert Einstein formuló sus teorías de la relatividad, observó indicios de algo extraño. Sus ecuaciones implicaban un universo en movimiento, en expansión o en contracción. Por eso, Einstein añadió un factor de distorsión -una constante cosmológica- que mantenía el universo en un estado estable más atractivo.
¿Puede desaparecer el universo en 5 segundos?
Hasta hace poco, los astrónomos pensaban que el cosmos se expandía y colapsaba repetidamente en un ciclo infinito de muerte y renacimiento cósmico. Pero los mejores indicios apuntan a un Armagedón lejano, con más pavor existencial que el Libro del Apocalipsis. Trillones de años en el futuro, mucho después de la destrucción de la Tierra, el universo se separará hasta que la formación de galaxias y estrellas cese. Lentamente, las estrellas se extinguirán, volviendo negros los cielos nocturnos. Toda la materia restante será engullida por los agujeros negros hasta que no quede nada. Finalmente, los últimos rastros de calor desaparecerán.
El universo no siempre pareció destinado a terminar de esta manera. Hace aproximadamente un siglo, los astrónomos pensaban que nuestra Vía Láctea era todo el universo. Nuestro cosmos parecía estático: siempre había sido, y siempre sería, más o menos igual. Sin embargo, cuando Albert Einstein formuló sus teorías de la relatividad, observó indicios de algo extraño. Sus ecuaciones implicaban un universo en movimiento, en expansión o en contracción. Por eso, Einstein añadió un factor de distorsión -una constante cosmológica- que mantenía el universo en un estado estable más atractivo.