Exposición universal de barcelona 1929

Exposición Universal 1913

La confianza en este tipo de exposiciones supuso un considerable esfuerzo económico y técnico por parte de la administración municipal y de la finca. La proyección urbanística en el entorno de la montaña, la construcción de diferentes edificios y el acondicionamiento de los terrenos hicieron insuficientes los cincuenta millones de pesetas concedidos por el Estado español. Esta asociación fue posible gracias a la emisión de deuda pública amortizable.

El nombre «REPUBLICA» que aparece en la parte superior del sello nos da un poco más de información. En el decreto oficial del 5 de agosto de 1931 se decidió conmemorar el advenimiento de la República mediante una emisión filatélica.    Para esta ocasión no se crearía un nuevo modelo sino que se utilizará el sello en verde y negro de la sexta serie, y se denominará con un símbolo distintivo. Cada provincia catalana llevará el mismo mensaje con su respectivo escudo de fondo. Los sellos aparecieron en la divulgación pública el mismo 11 de septiembre, como homenaje a la fiesta nacional catalana.

Feria mundial de 1876

Tras el impacto cultural del movimiento arquitectónico del Modernismo, el siguiente gran acontecimiento que moldeó la ciudad de Barcelona fue la Exposición Universal de 1929. Así que visitar este lugar es importante si se hace turismo en Barcelona.

Los organizadores decidieron centrar la feria en torno a la industria eléctrica a partir de 1917, pero gracias a la Primera Guerra Mundial se pospuso. Tras este giro de los acontecimientos, la exposición debía comenzar en 1923, pero gracias al Golpe de Estado de Primo de Rivera se pospuso hasta 1929, cuando finalmente comenzó.

Para llegar a la zona de la exposición, primero había que cruzar la plaza España. Hoy esta plaza es una de las rotondas más emblemáticas de Barcelona. Alrededor de la plaza los organizadores levantaron los hoteles necesarios y para decorar aún más la zona el arquitecto Antoni Darder diseñó la columnata que se encuentra alrededor de la plaza inspirada en la barroca Plaza de San Pedro. Sobre la plaza, los dos campanarios inspirados en los de la plaza de San Marcos daban entrada a la Exposición Universal. En el centro de la rotonda se encuentra una fuente de diseño clásico que representa a todos los grandes ríos españoles y los beneficios que el agua aporta a la comunidad.

La feria mundial de Nueva York

El proyecto de Puig i Cadafalch contó con el apoyo de Fomento del Trabajo Nacional, especialmente de Francesc d’Assis, uno de sus dirigentes, que se encargó de las negociaciones con los distintos organismos implicados en el proyecto. Así, en 1913 la organización creó una comisión mixta para la organización del evento, formada por representantes del Fomento del Trabajo Nacional y del Ayuntamiento, siendo nombrados comisarios de la organización Josep Puig i Cadafalch, Francesc Cambo y Joan Pitch i Pon.

En 1915, la comisión presentó un primer borrador de Puig i Cadafalch, que se dividió en tres proyectos específicos, cada uno de ellos encargado a un equipo de arquitectos. Puig i Cadafalch y Guillem Busquets se reservaron la zona de la base de la montaña, Lluis Domenech i Montaner y Manuel Vega i March proyectaron la zona de la cima de la montaña, denominada Sección Internacional, y Enric Sagnier y August Font i Carreras Miramar desarrollaron una Sección Marítima.

El desarrollo del evento permitió una gran diversidad estilística en los edificios de los distintos arquitectos, algunos fieles al novecentismo imperante en la época, otros reflejando las recurrentes tendencias historicistas y eclécticas que persistían desde finales del siglo XIX, con especial influencia del barroco español, en particular de la arquitectura de Santiago de Compostela, en Galicia. A pesar de esta diversidad, la mayoría de los edificios -al menos los oficiales- tenían un tema común de monumentalidad y grandiosidad. Por el contrario, los edificios de la Sección Internacional, que albergaba los pabellones que representaban a otros países e instituciones, tenían un aspecto más contemporáneo, paralelo al estado del arte de la época. Esto incluía especialmente el Art Deco y el racionalismo.

Exposición de Nueva York 1939

Este estadio fue diseñado por el arquitecto Pere Domenech i Roura y, en su momento, fue el segundo más grande de Europa, con una capacidad potencial de hasta 62.000 personas. Este edificio fue totalmente renovado para los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona.

EnfoqueEl Pabellón de Francia fue diseñado por el arquitecto Georges Wybo y se caracterizó por su forma cúbica, con secciones rectangulares dispuestas en la parte superior en quincuncios, formando el techo. Los únicos elementos que rompían la verticalidad del edificio eran las crestas salientes y las bolas de piedra artificial. En la fachada del pabellón había una escultura de una mujer, que representaba a la República, obra del escultor Henri Bouchard. Sostenía en sus manos un gran escudo con las iniciales de la República Francesa.