¿Por qué es importante la Declaración Universal de los Derechos Humanos?
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) como una declaración común de objetivos y aspiraciones compartidos -una visión del mundo tal y como la comunidad internacional desearía que fuera- para todos los pueblos y todas las naciones. En esa fecha, la DUDH se convirtió en el primer documento mundial que establecía los derechos humanos universales, lo que representó un hito en la historia de los derechos humanos.
Una aclaración para quienes vivan en Estados Unidos y estén leyendo esto en un estado como California, Nueva York o Indiana: Cuando vean «Estado» en este módulo, piensen en «país».
Espoleada por la devastación de la Segunda Guerra Mundial, para afirmar que semejante brutalidad no debía volver a repetirse, la ONU se embarcó en un viaje para desarrollar las disposiciones sobre derechos humanos de su Carta fundacional, firmada el 26 de junio de 1945. Se necesitaron tres años para que los Estados Miembros de la ONU -de diferentes orígenes culturales y de todas las regiones del mundo- crearan y acordaran una visión compartida y universalmente inclusiva de los derechos humanos, que se convirtió en el preámbulo y los 30 artículos de la DUDH. La DUDH fue proclamada finalmente por la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948.
Derecho a la vida
Idealista sin límites, la Declaración Universal de los Derechos Humanos sigue resistiéndose Hace setenta años, la comunidad mundial aprobó casi por unanimidad una lista de derechos humanos fundamentales. Pero muchos de esos derechos siguen sin cumplirse hoy en día.
Al pedir el fin de la discriminación por motivos de raza, sexo, religión, origen nacional o ideología, la Declaración prefiguraba las luchas por los derechos civiles y políticos que aún estaban por llegar. Entre los artículos que reclamaban la igualdad de retribución por un mismo trabajo y la sanidad universal se encontraban algunos en los que Estados Unidos aún no se ha puesto a la altura. El documento fue en gran parte obra de Eleanor Roosevelt, en su calidad de presidenta de la comisión de la ONU encargada de redactarlo. La creación de una organización que uniera a las naciones del mundo había sido un sueño de su difunto marido, el Presidente Franklin Roosevelt, y ella consideraba que la elaboración de una declaración internacional de derechos era crucial para esa labor.
«Nos encontramos en el umbral de un gran acontecimiento, tanto en la vida de las Naciones Unidas como en la de la humanidad», declaró en un discurso pronunciado ante la Asamblea General de la ONU en París el 9 de diciembre. La declaración propuesta, dijo, serviría «como un estándar común de logro para todos los pueblos de todas las naciones». Su aprobación al día siguiente por 48 votos a favor, 0 en contra y 8 abstenciones provocó una gran ovación.
Carta Internacional de los Derechos Humanos
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento internacional adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas que consagra los derechos y libertades de todos los seres humanos. Redactada por un comité de la ONU presidido por Eleanor Roosevelt, fue aceptada por la Asamblea General como Resolución 217 durante su tercera sesión el 10 de diciembre de 1948 en el Palais de Chaillot de París, Francia.[1] De los 58 miembros de las Naciones Unidas en aquel momento, 48 votaron a favor, ninguno en contra, ocho se abstuvieron y dos no votaron.[2]
Durante la Segunda Guerra Mundial, los Aliados -conocidos formalmente como las Naciones Unidas- adoptaron como objetivos bélicos básicos las Cuatro Libertades: libertad de expresión, libertad de religión, libertad frente al miedo y libertad frente a la miseria[17][18]. [17] [18] Hacia el final de la guerra, se debatió, redactó y ratificó la Carta de las Naciones Unidas para reafirmar «la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana» y comprometer a todos los Estados miembros a promover «el respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y la efectividad de tales derechos y libertades». [19] Cuando las atrocidades cometidas por la Alemania nazi se hicieron plenamente patentes después de la guerra, el consenso en la comunidad mundial fue que la Carta de la ONU no definía suficientemente los derechos a los que se refería[20][21] Se consideró necesario crear una declaración universal que especificara los derechos de las personas para hacer efectivas las disposiciones de la Carta sobre derechos humanos[22].
Convenio sobre la eliminaci
Los traumáticos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial pusieron de manifiesto que los derechos humanos no siempre son respetados universalmente. El exterminio de casi 17 millones de personas durante el Holocausto, incluidos 6 millones de judíos, horrorizó al mundo entero. Después de la guerra, los gobiernos de todo el mundo hicieron un esfuerzo concertado para fomentar la paz internacional y prevenir los conflictos. El resultado fue la creación de las Naciones Unidas en junio de 1945.
En 1948, representantes de los 50 Estados miembros de las Naciones Unidas se reunieron bajo la dirección de Eleanor Roosevelt (Primera Dama de los Estados Unidos 1933-1945) para elaborar una lista de todos los derechos humanos de los que debían disfrutar todas las personas del mundo.
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas anunció la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH): 30 derechos y libertades que nos pertenecen a todos. Siete décadas después, los derechos que incluían siguen constituyendo la base de toda la legislación internacional sobre derechos humanos.
Eleanor Roosevelt estuvo muy implicada en la defensa de los derechos civiles y el activismo social. Fue nombrada presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que redactó la DUDH. En el décimo aniversario de la DUDH, Eleanor pronunció un discurso en las Naciones Unidas titulado «¿Dónde empiezan los derechos humanos?». Parte de su discurso se ha hecho famoso por captar la razón por la que los derechos humanos son para cada uno de nosotros, en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana: