Historia universal bajo la república romana

Historia de Roma

Roma se fundó alrededor del año 625 a.C. en las zonas de la antigua Italia conocidas como Etruria y el Lacio. Se cree que la ciudad-estado de Roma se formó inicialmente por los aldeanos del Lacio que se unieron a los colonos de las colinas circundantes en respuesta a una invasión etrusca. No está claro si se unieron para defenderse o como resultado de estar bajo el dominio etrusco. Las pruebas arqueológicas indican que hacia el año 600 a.C. se produjo un gran cambio y unificación que probablemente condujo al establecimiento de Roma como una verdadera ciudad.

El primer periodo de la historia romana se conoce como el Periodo de los Reyes, y duró desde la fundación de Roma hasta el 510 a.C. Durante este breve periodo, Roma, dirigida por no menos de seis reyes, avanzó tanto militar como económicamente, con un aumento de las fronteras físicas, del poderío militar y de la producción y el comercio de bienes, incluidas las lámparas de aceite. Desde el punto de vista político, este periodo fue testigo de la formación temprana de la constitución romana. El final del periodo de los reyes llegó con el declive del poder etrusco, dando paso al periodo republicano de Roma.

República romana

LegislaturaAsambleasSenado romanoÉpoca históricaAntigüedad clásica- Derrocamiento de la monarquía hacia el 509 a.C. – Disolución de la Liga Latina 338 a.C.[2]- Nombramiento de Julio César como dictador 49 a.C. – Asesinato de Julio César 15 de marzo de 44 a.C. – Batalla de Actium 2 de septiembre 31 a.C. – Octavio proclamado Augusto 16 de enero 27 a.C.

Estas múltiples tensiones condujeron a una serie de guerras civiles; la primera entre los dos generales Julio César y Pompeyo. A pesar de su victoria y su nombramiento como dictador vitalicio, César fue asesinado en el 44 a.C. El heredero de César, Octavio, y su lugarteniente, Marco Antonio, derrotaron a los asesinos de César, Bruto y Casio, en el 42 a.C., pero finalmente se separaron después. La derrota final de Marco Antonio junto a su aliada y amante Cleopatra en la batalla de Actium en el 31 a.C., y la concesión por parte del Senado de poderes extraordinarios a Octavio como Augusto en el 27 a.C. -lo que le convirtió en el primer emperador romano- pusieron fin a la República.

Roma había sido gobernada por monarcas desde su fundación. Estos monarcas eran elegidos, de forma vitalicia, por los hombres que formaban el Senado romano. El último monarca romano se llamaba Lucio Tarquinio Superbus (conocido coloquialmente como “Tarquino el Orgulloso”) y, según las historias tradicionales, Tarquino fue expulsado de Roma en el año 509 a.C. porque su hijo, Sexto Tarquinio, violó a una noble llamada Lucrecia (que después se quitó la vida). El marido de Lucrecia, Lucio Tarquinio Colatino, junto con el sobrino de Tarquino el Orgulloso, Lucio Junio Bruto, reunieron el apoyo del Senado y del ejército romano y obligaron al antiguo monarca a exiliarse a Etruria[7][8][9].

Enciclopedia de historia mundial imperio romano

La obra de Andrew B. Gallia Recordando la República Romana: Cultura, política e historia bajo el Principado es un estudio rico y gratificante de la dinámica de la memoria pública romana en los ámbitos interconectados de, como promete el subtítulo, la cultura, la política y la historia. Gallia presenta seis estudios de casos comprendidos entre el 68 y el 117 d.C., cada uno de los cuales se centra en un momento en el que el significado recordado de la República romana o de los conceptos asociados a la República fue de alguna manera organizado, mediado, manipulado o manifestado de alguna manera por los actores políticos. El marco en el que se inscriben estos estudios de caso es particularmente lábil; Gallia trabaja con un concepto amplio de la memoria como fenómeno cultural y social, tal y como la experimentan y expresan tanto los individuos como los colectivos, y como se instala a través de una amplia gama de medios. Además, la definición de memoria de Gallia insiste en el dinamismo de las cosas recordadas y en la pluralidad de formas de recordar. La “República Romana” de la que se habla aquí nunca es un almacén fijo de información al que se pueda acceder directamente, sino que surge más bien como un objetivo móvil que se resiste a una interpretación singular. De ahí que el aspecto progresivo del gerundio titular Remembering sea especialmente adecuado.

El imperio romano

En muchos sentidos, Roma define la civilización occidental. Incluso más que Grecia, la República Romana y el Imperio Romano que le siguió crearon la idea de una civilización única y unida que compartía ciertos atributos y proporcionaba un legado intelectual y político duradero. Sus fronteras, desde lo que hoy es Inglaterra hasta Turquía y desde Alemania hasta España, delimitan el corazón de lo que sus habitantes considerarían más tarde como “Occidente”, en otras palabras. El legado intelectual griego fue retomado con entusiasmo por los romanos y combinado con una organización e ingeniería sin precedentes a una escala que los griegos nunca habían imaginado, ni siquiera con Alejandro Magno.

Roma era originalmente una ciudad construida en medio de siete colinas rodeadas de pantanos en el centro de Italia. Los romanos no eran más que un grupo de “latinos”, italianos centrales que hablaban dialectos muy próximos de la lengua latina. Roma contaba con algunas ventajas geográficas clave. Sus colinas eran fácilmente defendibles, lo que dificultaba a los invasores llevar a cabo un ataque con éxito. Se encontraba en la intersección de las rutas comerciales, gracias en parte a su proximidad a un vado natural (una parte poco profunda de un río que se puede cruzar a pie) en el río Tíber, lo que dio lugar a un próspero sector comercial y mercantil que proporcionó la riqueza para una temprana expansión. También se encontraba en la ruta entre las colonias griegas del sur de Italia y diversas culturas italianas del centro y norte de la península.