Ideas antiguas y actuales del universo

Lo que está fuera del universo

Los primeros filósofos creían que el Universo estaba formado por cinco “elementos”: Tierra, Aire, Fuego, Agua y la misteriosa Quintaesencia (también conocida como éter). Nuestra comprensión de la física ha avanzado mucho desde entonces, ya que ahora sabemos que el Universo está formado por una multiplicidad de partículas subatómicas unidas por cuatro fuerzas fundamentales, que son la fuerza fuerte, la fuerza débil, la fuerza electromagnética y la fuerza de gravitación.

Uno de los primeros modelos cosmológicos fue el modelo geocéntrico desarrollado por el astrónomo griego Ptolomeo. El modelo de Ptolomeo del Universo situaba la Tierra en el centro con el sol y los planetas situados en esferas de cristal concéntricas que rodeaban la Tierra. Estas esferas giraban, haciendo que el sol y los planetas parecieran salir y ponerse. Las estrellas estaban fijas en una esfera exterior estacionaria. Durante la Edad Media, este modelo fue ampliamente aceptado en Europa, porque la ubicación central de la Tierra reafirmaba la importancia del hombre.

En la década de 1400, los científicos empezaron a cuestionar el modelo de Ptolomeo. En su libro Sobre las revoluciones de las esferas celestes, el canónigo eclesiástico y astrónomo Nicolás Copérnico propuso un modelo heliocéntrico que situaba al sol, en lugar de la tierra, en el centro del sistema solar. El modelo de Copérnico sería posteriormente defendido por el famoso científico Galileo Galilei.

Explicar el universo

Los seres humanos nos sentimos muy atraídos por la belleza. Y no hay nada más bello que los cuerpos celestes colocados sobre nosotros para verlos. Desde las estrellas, el sol, la luna y los planetas que podemos admirar, ¡nuestro mundo nunca ha dejado de ser atractivo!

Nuestro interés por la Astronomía se remonta a la antigüedad. Nuestra fascinación por los cuerpos celestes ha evolucionado a lo largo de los siglos. La fascinación era tan fuerte que el ser humano no sólo se conformaba con lo que podía ver a simple vista. De mirar inicialmente hacia arriba y contemplar las estrellas, el hombre ha inventado herramientas como el telescopio para ampliar y ver con claridad lo que aún no se ve. Con todos estos inventos y descubrimientos, parece que el mundo se confabuló para dar forma a la astronomía de hoy.

Los babilonios, que se remontan al año 1800 a.C., fueron una de las primeras civilizaciones en documentar los movimientos del sol y la luna. Mantenían un registro muy detallado de estos movimientos que incluía la posición diaria, mensual y anual de los cuerpos celestes.

Esta información tenía inicialmente un valor místico que servía para advertir al rey de posibles acontecimientos catastróficos. Se dice que las primeras apariciones del famoso cometa Hailey fueron documentadas por los babilonios y también son ellos quienes dividieron por primera vez el cielo en zonas.

Cómo se creó el universo

El siguiente trabajo está dedicado a comentar las diapositivas presentadas por el profesor Carlos Pérez García en sus dos conferencias en el aula del seminario “Ciencia, Razón y Fe”, que tuvieron lugar en la primavera de 2005.

Carlos Pérez dejó este trabajo inacabado, sin texto, debido al trágico accidente que sufrió el 31 de julio de 2005 durante una excursión a la montaña. Aunque no tuve la suerte de asistir a ese curso, las características universales de la ciencia contemporánea permiten a cualquier otra persona, como quien escribe estos textos, imaginar y completar lo que esta secuencia de imágenes intenta narrar.

No he alterado el orden de las fotografías, tratando de respetar la línea argumental que se deduce de ellas. Sólo en un caso he citado una diapositiva en un orden diferente, para conseguir continuidad y claridad en el texto; las diferencias que esto introduce son didácticas y no afectan al contenido concreto, que espero haber respetado. Cualquier diferencia, error u omisión con respecto al contenido de las ponencias es, por supuesto, de mi exclusiva responsabilidad y pido disculpas de antemano por ello.

Origen del universo

En 1981, muchos de los principales cosmólogos del mundo se reunieron en la Academia Pontificia de las Ciencias, un vestigio de los linajes acoplados de la ciencia y la teología situado en una elegante villa en los jardines del Vaticano. Stephen Hawking eligió el augusto escenario para presentar lo que más tarde consideraría su idea más importante: una propuesta sobre cómo pudo surgir el universo de la nada.

La teoría del Big Bang tenía otros problemas. Los físicos entendían que un haz de energía en expansión se convertiría en un desorden arrugado en lugar del enorme y suave cosmos que observan los astrónomos modernos. En 1980, un año antes de la conferencia de Hawking, el cosmólogo Alan Guth se dio cuenta de que los problemas del Big Bang podían solucionarse con un añadido: un crecimiento inicial exponencial conocido como inflación cósmica, que habría hecho que el universo fuera enorme, liso y plano antes de que la gravedad tuviera la oportunidad de destrozarlo. La inflación se convirtió rápidamente en la principal teoría de nuestros orígenes cósmicos. Sin embargo, la cuestión de las condiciones iniciales seguía vigente: ¿Cuál fue el origen de la minúscula mancha que supuestamente se convirtió en nuestro cosmos, y de la energía potencial que la infló?